
Sólo aquél que es capaz de caminar en la oscuridad desdibujando su silueta, enfrentando cada temor que pueda perturbarle, cargando con el peso de la ausencia de luz a fin de hacerse cada vez más humilde y tranquilo...
Sólo aquél que pueda vencerse en el silencio de la noche más oscura, meditar en una noche sin luna, retando a los fantasmas ancestrales que puedan acudir a visitarle...
Aquél, limpio de corazón que retare a la muerte con la inocencia de un niño...
Aquél, que sediento de iluminación no le importara cargar con tanta negrura, con toda la carga densa y eterna que todo lo contiene,
Podrá soportar la luz más cegadora sin por ello cegarse, ser antorcha vigilante en la sombra, valiente y presto para el combate, cuando al amanecer se le requiera.
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